Segunda piel


Segunda piel



“No eres lo bastante fuerte”.

Todos lo decían, escondido tras las alentadoras palabras que recitaban sus fríos labios metálicos, autómatas repitiendo la misma ecuación, coronando la equivalencia de la incógnita con el mismo estruendo de cada metáfora, derramando el viscoso líquido de su vergüenza sobre sus brillantes zapatos nuevos, la gran muralla china de su ignorancia creciendo hacia el interior de la Tierra, catapultando los francos deseos de abandono que sus ojos emiten en dirección contraria, dónde jamás serán escuchados.

“Eres débil”.

El rojo manto extendiéndose, cubriéndolo todo, desgarrando la superficie, arrastrándose entre la oscuridad, danzando entre basura vieja olvidada, alcanzando el calor interno que se vuelve frío al roce de las negras manos muertas. Cada latido un aviso de que algún día llegará el último, el recordatorio de tu propia fecha de caducidad, el estigma que circula por tu piel buscando el lugar donde clavarse, el lugar del que jamás desaparecerá.

“¡Bang!”.

Mientras el reloj sigue marcando los segundos, tu vida se sucede de forma irrevocable hacia un destino parcialmente escrito por aquella masa de papel y tinta que fue tu molino, por el gigante que fue tu librería, por el definitivo último hueso que se convirtió en tu lanza, el golpe de tu último corcel, el chasquido de tu último escudero, el crujir de tu última doncella, la locura de la desesperación que fue tu última caballería.

Porque, algún día, mientras corras por el interminable túnel de tu PCR,tratando de alcanzar una esperanza imposible de vislumbrar, el destello se reirá a tu espalda, profundas y estentóreas carcajadas tan cálidas como la misma luz pero que te hielan hasta las entrañas.

Y esto es sólo el comienzo. Lo verdaderamente escalofriante llega al despertar.







Redactando desde su ruidoso rincón,
- Shinju J. J. (14/07/2010), yoroshiku onegai shimasu.

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