En las sombras 7


En las sombras I



2. Lili'uokalani (3/4)



Un lejano sonido se arrastró hasta sus oídos, víctimas del ecoico martilleo de las goteras y el zumbido que la caída había regalado a su cabeza. Había venido del exterior, un golpe, un ruido sordo, un cuerpo chocando fuertemente contra algo sólido, tal vez, e inmediatamente después algo siendo arrastrado. Todo lo que podía adivinar desde su posición era el cuerpo inconsciente de Dennis bajo el suyo, lenta y rítmicamente elevándose y descendiendo su pecho. Todo le daba vueltas.

Sus codos cedieron cuando trató de incorporarse.

- ¿Nashville? - murmuró, su voz acompañada del metálico sabor de la sangre.


Pero un quedo gemido fue la única respuesta de su cuerpo ante el torpe movimiento que había llevado a Dakota de nuevo a caer sobre él.

Algo seguía moviéndose bruscamente en el exterior, pero la puerta, aunque parcialmente astillada y colgada de una sola bisagra, le impedía descubrir de que se trataba. No sería capaz de mantener su posición de ciego testigo durante mucho tiempo.

Cuando reunió la determinación necesaria para incorporarse sobre sus manos, pinchazos de dolor recorrieron su brazo junto al cosquilleo de la sangre deslizándose hasta enredarse entre sus dedos. La vieja madera clavada en su piel ya no frenaba el sangrado ni detenía el dolor.

Se volvió hacia la puerta, a su espalda, con la certeza de que algo había dejado de estar tan mal como hacía unos segundos, para empeorar de forma radical.

- ¿Qué cojones...? - balbuceó, tratando de permanecer asombrada, pero su cuerpo se movió deprisa.

Los retazos de luz de luna que esperaba encontrar colándose entre los huecos de la puerta rota ya no estaban, pues la misma puerta había desaparecido, y, por algún irracional motivo sabía que no tenía demasiado tiempo.

Sus piernas se tambalearon cuando repentinamente se puso en pie sobre la sombría superficie del cuerpo del joven, que no daba señales de consciencia ni siquiera tras zarandeos y sacudidas. Su piel se sentía helada al tacto, pero incluso los ojos de Dakota podían sentir ese frío rodeándolo, como fina escarcha creciendo y extendiéndose, una fina capa cubriéndole, atacándole y protegiéndole al mismo tiempo.

El chasquido a su espalda fue la última señal que esperaría.

- Lo siento - murmuró al inconsciente Dennis, antes de desaparecer entre la oscuridad del estrecho pasillo.

Sus manos se arrastraban por la abrupta piedra a ambos lados de su cuerpo, esperando así conseguir la mayor seguridad con la que contaba. Su teléfono móvil hacía días que se había quedado sin batería y nada en aquel pasillo podía ser utilizado como linterna. Correr todo lo deprisa que pudiese era lo único en que pensaba entonces, tratando de olvidar que había dejado atrás a su nuevo compañero y que algo parecía perseguirla; algo o alguien a quien no podía ver, ni tampoco escuchar. Se trataba de un sentimiento que oprimía su pecho restando espacio a sus pulmones, obligando a su corazón a ser más fuerte, pero constriñendo también sus tripas en una maraña de miedo y adrenalina.

La sangre que abandonaba su cuerpo se escurría entre su ropa y su cuerpo, dejando una huella tanto visible como sensible. Sabía que debería dolerle, pero no era así. Tal vez la adrenalina que entonces recorría sus venas y arterias, pensaba, hubiese cubierto la sensación de dolor, trasladándola a un futuro que esperaba tener.

"No te has preguntado lo más lógico, Crash", se decía entre fuertes inspiraciones, sin desviar su atención del lugar donde sus pies tocaban el suelo. Si no podía ver, sus otros sentidos debían ser su guía.

- ¿Por qué...? - rugió, su voz astillada, tratando de volver la vista atrás, de descubrir si realmente existía éso que su mente quería hacerle creer que la seguía -. ¿Por qué no se acaba el maldito pasillo?

Con esto, sus pies se anclaron en la piedra y todo su torso se giró sobre sus piernas en busca de la supuesta amenaza. Casi a cámara lenta, con todos sus sentidos tan alerta como sabían, encaró la tajante oscuridad entre el silencio que la soledad traía consigo.

Dos gotas de agua llegaron a su brazo desde algún rincón de la caverna, erizándole la piel. Dakota chasqueó la lengua contra el paladar.

- Por éso odio la...

Un frío golpe le heló el pecho antes de parar su corazón.


En las sombras I. 2. Lili'uokalani (3/4) - FIN -



Redactando desde su soñoliento rincón,
- Shinju J. J. (20/08/2010), yoroshiku onegai shimasu.

1 comentario:

  1. Por eso odio la... ¿k?!!!!
    mi madre neni! me vas a matar con tato suspense!

    espero cn ansia el proximo episodio!

    ResponderEliminar

¿Me ayudas a dar otro paso?