Soy el veneno que te destruye desde que has bajado la guardia


Soy el veneno que te destruye desde que has bajado la guardia








Len asistía cada viernes desde hacía dos meses a la partida de póker que Yuri Kozlov organizaba en el bajo de su burdel favorito de Chinatown. En la superficie ese ruso pervertido era un importante magnate del sector textil, orgulloso padre de dos niñas y un marido ejemplar; desde donde Len podía verle no era más que un traficante de manos limpias que había dado con su suerte de frente y había podido levantarse tras chocarse con ella. Otro pretencioso que creía que podría ganar a su infranqueable full de ases reinas. Pero no podía evitar preguntárselo entonces: ¿cómo le dices a un gangster que estás a punto de desplumarle en su propia casa? Sin nadie que respaldara su necia valentía, no estaba segura de poder dejarla salir. Sabía que el idiota no tenía juego, pues, sin siquiera pretenderlo, el Greco, viendo lejana su suerte en esa mano, le había mostrado el as que había desechado. En ese momento sostenía sus cabellos negros entre sus sudorosas manos, lamentándose al tiempo que intentaba no demostrarlo. Era otro idiota. La mesa de Kozlov estaba siempre llena de idiotas dispuestos a perder el dinero que él les pagaba a cambio de conservar la vida. Sin embargo, Len estaba dispuesta a perder la vida por la volátil satisfacción de darle una patada en el culo a ese viejo verde. Ryu se lo había advertido: si entraba en esa partida, no saldría hasta haberlo perdido todo. Pero no podía escuchar los consejos de un coreano vestido de Armani en los suburbios de Manhattan.

Piensa, Lenny, piensa. ¿Merece la pena? Por supuesto que la merecía y lo sabía; tan sólo era ese absurdo miedo a la muerte sosteniéndola de nuevo, agarrando su mano y reteniéndola del lado seguro del muro. Pero ese espectáculo era demasiado corto para desperdiciarlo pensando cuándo acabaría con ella la vida, desperdiciando oportunidades para acabarla ella misma. Tenía una mano ganadora, tenía ciento sesenta mil pavos en sus manos aunque todavía no pudiese tocarlos, y los quería. El dinero era basura, podía encontarse en cualquier lugar, pero algo más la llamaba. Quiero su vergüenza. Se decía que no encontraría una oportunidad mejor, que lo tenía a un paso del barranco y tan sólo necesitaba un empujoncito para hincharse como un globo y bailar a su son.

Esa misma tarde había jugado con los idiotas del club clandestino de póker del instituto, en la azotea, bajo la infestuosa lluvia neoyorquina, y había ganado trescientos pavos a críos que confiaban más en su suerte que en el azar. Pero nunca cogía el dinero de pequeñas manos. Los billetes no valían nada, pues nada podía pagar la sensación en que llegaba a sumergirse durante la última mano, a un paso de ganar o perder, al borde de ese mismo abismo al que quería lanzar a Kozlov, la vida y la muerte balanceándose en la palma de su mano, a su alcance.

El poder era peligroso, pero la adictiva adrenalina mucho más. El psicólogo del instituto se lo había advertido.
Es tentador. Ese hombre creía que jugaba con psicología infantil. Lo que no sabía era que esa chiquilla de diecisiete años que veía como una prueba, era en realidad esa sombra que acechaba las noches tranquilas de su barrio residencial, no podía imaginarse que esa niña había vivido más que él en sus cuarenta años. Porque Len no pertenecía a nadie pero se encontraba en todas partes. Estaba en aquella mesa entonces, pero podrías buscarla entre los escombros de tu viejo banco y allí estaría. Es mi vida contra la suya. Len jugaba a saltar de un lado a otro de la valla que rodeaba el infierno, y lo hacía con los ojos cerrados. Actuando por instintos momentáneos, viviendo cada recuerdo que se había enfrentado a ella un segundo antes de lanzarse al vacío, renegando de las mentiras que sus padres le habían contado y de las que el mundo quería inculcarle.

Es ahora o nunca.

- Estás jodido, Kozlov - sonrió, y sus dientes aparecían entre su torcida sonrisa.

Y así fue como sucedió. Así Len destapó su rostro ante la bestia y expuso su corazón al arma que apuntaría hacia su cuerpo el resto de su vida. Aunque fuese corta.


"Esta es tu vida y se acaba a cada minuto". *






- Deja de respirar. Sí, es así de fácil. Siente como lentamente tu cuerpo ansía con desesperación el oxígeno que siempre te rodea y al que no prestas atención. Intenta cogerlo con tus manos. ¿Ves? No puedes atraparlo y, sin embargo, lo necesitas más que cualquier cosa que desees conseguir. No puedes comprarlo. No está en venta. No puedes robarlo, ni almacenarlo. Lo necesitas aquí y ahora. ¿Lo sientes? ¿Sientes como van muriendo esas diminutas células de tu cuerpo mientras se te priva de la vida que nos rodea a todos? ¿Qué te hace merecedor de ella? Asientes. Eso es un sí. Pero te lo pondré más fácil. ¿Crees que mereces vivir? Asientes de nuevo. Ahora crees estar seguro de lo que estás diciendo, pero yo veo como tus ojos se enrojecen y como se llenan de lágrimas. Es salada, tu líquida vergüenza es salada. ¿Es miedo? ¿Tienes miedo? Ahora te creo, porque lo veo en tus ojos. ¿Pides perdón? ¿Es auxilio? ¿Quieres volver a la vida? Primero has de perder algo para poder recuperarlo... ¿Quieres morir? Tal vez puedas volver y contarme lo que has visto al otro lado. No quieres. Ya veo. ¿Lo sientes? Yo sí. Tu corazón late ahora más despacio, pero quiere hacerlo más fuerte. ¿Quieres ayudarle a salvarte? Asientes. Que desperdicio. ¿Qué te hace pensar que puedes hacer algo? Probablemente tus neuronas estén muriendo lentamente también, en silencio, ahí arriba. Es doloroso, ¿verdad? Lo sabía. Tiene que serlo cuando se muere. Pero no quieres, ¿verdad? Es inútil que lo escondas ahora, siempre has querido vivir. Te escondes y acechas pero temes más que nadie ser atrapado. Eso te hace débil. El miedo te hace débil. Por eso necesitas ayuda. Yo te la estoy ofreciendo. Tómala. Toma mi ayuda. Acéptala. ¿Que no quieres? Eso ya lo has dicho. Nadie quiere morir cuando su corazón se para, pero es el único momento en que serás igual que aquellos a los que tú has matado. ¿No lo entiendes? Puedo refrescarte la memoria. Pasaste a su lado y casi le pisaste. Lo has visto. Les has mirado a los ojos desde tu sofá. ¿No recuerdas? Bien, es fácil arreglarlo. Sólo necesitas unos segundos más y...".

"¡Len, suéltale!".

Despertó con el grito. Ryu la sostenía todavía por los brazos en su mente, apresando su agitado cuerpo contra el suyo, volviéndole artífice de sus escalofríos. El sudor febril que descendía por su frente chocaba contra sus brazos. Pero en realidad yacía bajo sus mantas.

- Así es la vida después de la muerte, como un sueño en el que caes profundamente y del que no puedes salir. Tus manos tratan de alcanzar siempre la siguiente piedra, pero tus dedos flaquean y te resbalas. Siempre caes golpeando tu espalda y despertando de nuevo en la vívida pesadilla donde puedes pisar y ser pisado. Y respiras.

- No, Len. Eso es la vida antes de la muerte. La pesadilla está sólo en tu cabeza.

Len se volvió y observó el rostro serio que la miraba desde la almohada. Susurraba palabras que no esperaba escuchar salir de sus labios, con la agrietada voz de quien todavía descansa entre blancas sábanas de sueños. Pero Ryu conocía la verdad aunque se negara a verla. Igual que millones de personas conectadas unas a otras por cables y ondas que consumían silenciosamente sus vidas. De la misma forma que él trataba de consumir la suya.

- La pesadilla eres tú.


"Lo que posees acabará poseyéntote". *








(* Pertenece a Club de lucha, de Chuck Palahniuk)

Redactando desde su intoxicado rincón,
- Shinju J. J. (15/01/2011), yoroshiku onegai shimasu.

4 comentarios:

  1. DIOS! xD
    Mola muchísimo! Está genial, parece que te ahogas con ella! Ese párrafo es espectacular! Te hace aguantar el aliento hasta el final =)
    La vida es como el póker... es un juego... arriesgar y mantener, dos de sus claves en todas sus facetas... saber elegir es uno de los conceptos más importantes. ¿El problema?
    Yo no tengo ni la menor idea de jugar al póker.

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  2. Asi de complicado y de simple al mismo tiempo :) Pero Len tiene su forma especial de ver la vida, y de jugarse el cuello jeje
    Pues cuando quieras te doy una masterclass. De poker, no de vivir, que esto ultimo se me da regular. xD
    Gracias por los comentarios ^^
    Y, bueno, me voy corriendo a cenar que tengo partida de poker a las once... Y no es broma jajaja

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  3. Siiiiiii!! Quiero aprender! ^^
    jajaja!! La vida en sí misma es una clase que se da sobre la marcha... todo lo que aprendas a lo largo de ella te servirá para avanzar. =)
    Suerte!! =)

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  4. Lección número 1 sobre poker: "Si en la primera media hora no eres capaz de descubrir quién es el pardillo, entonces, es que el pardillo eres tú". jejeje Me encanta la peli de Rounders ^^
    Sobre la vida... queda mucho por aprender todavía :)

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