Ves cicatrices en tus heridas abiertas


Ves cicatrices en tus heridas abiertas



Of all the people, why now?*




Sentir.

Trajo consigo el refrescante aroma de la brisa marina, reverberante en cada rincón de aquella ciudad y, como las olas rompiendo contra la costa, despertó sus sentidos parcialmente aletargados, llevándose intenciones jamás creadas.

Sentir es sólo un verbo.

Faye observaba su oscura figura en la puerta, con el frío punzante del metálico cañón todavía perforando su sien. No podía hallar incomprensión o confusión en su mirada; de algún modo ambos conocían verdades que situaban actos como ese a su más cercano alcance.

Es tan sólo una palabra.

No sabía qué debía hacer, cómo debía actuar entonces. Su voz le gritaba desde su interior, entre el implacable silencio que rodeaba sus cuerpos; gritaba y le pedía unas fuerzas que le habían sido deliberadamente arrebatadas por esas manos que entonces veía caer junto a su cuerpo, y su propia voz rogaba por abrir alguna de todas las puertas que hallaba entonces cerradas en su mente. Había hecho más débiles sus golpes, más lento su corazón; con su naturaleza inmune al veneno que ella y todos aquellos que vivían a su lado del muro compartían, se había hecho más fuerte, a su costa. Quería dispararle a él entonces, pero su mano finalmente cayó en su regazo, golpeando sus desnudas piernas con el eléctrico frío que desprendía su arma. Él no sonreía, tan sólo la miraba, y sus ojos no la perdonaban. Esos ojos, esa férrea mirada que la había juzgado tantas veces cuando se ponía en peligro, cuando se hería y seguía luchando, cuando seguía sangrando y lentamente asesinándose; esa mirada que ya no quería enjaularla ya nunca doblaba sus piernas.

Son letras sin significado.

Habían luchado juntos infinidad de veces, habían vencido y perdido sin importarles siquiera quién pagara sus heridas y justificara sus pasos sembrados de fríos cadáveres. Había reído Faye a su costa tras crueles encargos, deshaciéndose de su ropa ensangrentada al mismo tiempo que de su frágil sentimiento de culpa. Habían dejado compañeros atrás en una guerra que no era suya, que nunca lo había sido. Habían buscado culpables y olvidado la razón para seguir tal búsqueda. Habían venido de caminos distintos, recorrido el mismo, para separase de nuevo en diferentes finales. Tras años de condena habían vuelto a encontrarse, a perderse y de nuevo a recuperarse.

Es una mentira.

La cárcel la había cambiado. Jei lo sabía, lo había notado.Cuando la había encontrado en la colina, reflejando las llamas de una ciudad que había visto su destrucción lejos de sus retinas, había sentido ese peligroso escalofrío que siempre le recorría el cuerpo cuando se encontraba frente a algo que debía temer. De la misma forma que lentamente retrocedía un paso frente a una serpiente. Jei conocía cada rincón oscuro de su miedo interno, aquello que la obligaba a despertar con pesadillas y que la había llevado a dirigir su arma hacia sí misma en un vano intento de liberarse. Por éso no podía dejar de mirarla y la ira se estaba apoderando de ella a través de su negra mirada. Veía temblar su cuerpo, atravesado por la fría corriente que movía las cortinas de su única ventana y arrastraba las sucias sábanas sobre las que su desnudez descansaba. Los segundos prolongaban el silencio, tensando la fina línea que los unía y que rogaba por permanecer intacta; pero ambos sabían que no terminaría pronto. Sus existencias se tambaleaban a ambos lados de un muro que había sido levantado hacía demasiados años como para que ninguno recordara la razón.

- ¿Crees en las casualidades, Faye?

La voz del joven atravesó la habitación, cortando el silencio en dirección al gélido estado en que ella se encontraba. Su reacción no lo sorprendió, pues no hubo tal, y solamente consiguió aumentar la ira que cerraba sus puños y que deseaba golpearla.

La puerta se cerró a su espalda con su fuerte patada. Quería gritar. Quería hacer caer ese maldito muro y devolverla a la cruda realidad en la que él vivía, la realidad de la consciencia y la sobriedad. Tras haber estado desaparecido tanto tiempo, ni siquiera un día había intentado ir tras él. Lo había dejado marchar. El hielo derretido de su último vaso de whisky seguía en la mesilla, junto a las colillas de sus últimos cigarrillos y pisaba los pedazos del jarrón de cerámica que había roto contra su espalda justo antes de marchar. Todo seguía tal y como lo había dejado. Incluso el degradado aspecto de Faye era el mismo.

No podía evitar preguntarse cuándo se había convertido en algo tan indispensable en su vida, en qué momento su cerebro había dejado de concebir la vida sin él, por qué había cambiado tanto. ¿Dónde estás, Faye?

Sus rodillas encontraron el suelo junto a la cama, cayendo su rostro hundido en sus brazos ante el cuerpo frío de Faye, que vio descender su mirada hasta él. Quería recuperar la fuerza que le había robado, pero entonces había desaparecido de él también, colándose entre los sollozos que su cabezonería quería esconder, escapándose hacia un vacío donde sus manos no podrían alcanzarla. Sus manos arañaron con fuerza la camisa que cubría la temblorosa espalda de Jei, demandando un silencio que también quería arrebatarle, y sus pensamientos se abrieron paso hacia el exterior, agrietando una garganta que casi había olvidado el sonido de su voz.

- ¿Por qué lloras, Jei?

- Porque todavía ves cicatrices en tus heridas abiertas.




Save me.*







(* Pertenece a Dinosaur Jr.)

Redactando desde su mortífero rincón,
- Shinju J. J. (21/01/2011), yoroshiku onegai shimasu.

6 comentarios:

  1. Me ha gustado(:
    Y me ha parecido extraño ese detalle sobre analizar de esa forma la palabra sentir.

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  2. Me encanta (L) Este es de los mejores, espero que te sigas superando.

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  3. Oh! no sé como he llegado aquí, pero me encanta.

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  4. Como mola!!! La escena está lleno de historias del pasado, de sentimientos, de, de... no sé, me encuentro como si estuviera ante algo muy complejo y enmarañado. Pero está muy bien escrito, y la música es genial! En completa armonía. Haces que mi ipod se estremezca cada vez que vengo... no me queda espacio! xDD
    jajajaja! Y si, meter el analisis de sentir entre cada eso es un puntazo! :D
    Genial! Voy a ver si hay algo más que no haya leído ultimamente! :D
    un saludo!

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  5. Pues sí, la verdad es que estos dos tienen un pasado bastante tortuoso y extenso. Demasiadas cosas para explicarlas en un relato corto como este, aunque pueden ir uniéndose las piezas si se leen los otros de Faye.
    Pista: si se pulsa sobre la imagen con su nombre (al final del relato), te envía a todas sus entradas ^^.
    Me alegra que te gustara, Marco!! =)
    Me alegra que os gustara a todos :) Cualquier comentario es agradecido, y los vuestros siempre me animan a escribir más. =)

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  6. He de admitir que también tenía olvidado tu blog, ja ja. Pero al pasar me he dado cuenta de lo bien que escribes y cada día mejor!
    Un saludo ;)

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