El silencio nunca curó las heridas


El silencio nunca curó las heridas





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Serpentaba sobre su piel, rodeando viejas cicatrices, buscando el camino hacia su ropa interior, donde se perdían sus ojos de serpiente. Acariciando la superficie escamada brillaba la aguja, enviando punzadas de doloroso placer en tinta a su corteza cerebral, tranformándolas en interminables escalofríos que recorrían su espina dorsal como finos flagelos. Las rudas manos que entonces la dominaban, con delicada y precisa malicia marcaban su morena desnudez. Ollie descansaba su pecho contra el frío respaldo de la silla, respirando profundamente al ritmo de un clásico del rock de los setenta, y ello relajaba sus músculos sobre la metálica superficie contra la que se expandían sus pulmones. El dolor no hacía temblar sus huesos como lo hacían los agudos recordatorios de la noche anterior, cuando había, por primera vez, probado el gélido filo de una espada japonesa atravesando su piel. La calidez de las caricias nocturnas luchaba por hacerlo desaparecer, pero ni siquiera el deseo quemado bajo sus sábanas teñidas de sangre podía borrar el frío recuerdo clavado entre sus entrañas.

- Una piel tan bonita...

La voz de Gallows siempre ahuyentaba viejos y malos pensamientos, los escondía donde no pudieran alcanzarle; pero él conocía la verdad. Podía verse en sus ojos la preocupación pincelada sobre trazas de ese miedo que jamás quería dejar salir ante ella. Había sufrido un pasado más oscuro que el negro, ambos habían dejado atrás preguntas de las que no deseaban conocer las respuestas, pero seguían adelante esquivando mensajes de ese pasado que ansiaban borrar, pero que jamás lograrían olvidar.

- El corazón de un fiero animal descansa en mi cuerpo ahora.


Ollie siempre respondía con una sonrisa apenas visible, agachada tras el dolor físico y su propia incapacidad para mostrar sus sentimientos ante la realidad visible. Aún cuando Gallows despeinó su corta melena, quitó de sus manos la lata casi vacía y se sentó frente a ella con su mejor sonrisa, no fue capaz de corresponder como él desearía ver.

- Y éso hace que sean dos - reía él, y las comisuras de sus labios se ensanchaban tras la tristeza que sus ojos querían esconder.

La mano que sostenía la aguja tembló cuando todo el cuerpo de Gavin rió, dejando quizás una marca imborrable en el dragón que observaba cada uno de sus movimientos, guardando la espalda de Ollie con la férrea fuerza que tan sólo en su especie de leyenda podía encontrarse.

- No me hagas la pelota, Gallows. No te pega.

La mano del joven se alzó tras una diminuta risa, alcanzando la marcada mejilla de su compañera, acariciando la informe línea que seguía la cicatriz desde su sien izquierda hasta la parte baja de su pómulo. Era vieja ya, nombrada herida de guerra entre risas una noche, mas el recordatorio de la mortalidad que los esperaba a la vuelta de cada esquina.

- Se curará - murmuró ella, con una dulzura que apenas consiguió sorprenderlo. Gavin suspiró prolongadamente tratando de mantener su pulso firme.

- Eres fuerte - respondía él en susurros, tomando la mano de Ollie y acercándola a sus labios y se repetía las mismas palabras que ella había expulsado sin pensar-. Se curará.

La situación se alargaría tanto como cada lágrima había tardado en descender desde sus ojos hasta el frío suelo, una y otra vez, en silencio; y por ello necesitaban interrumpirla, interrumpir cada no de esos momentos cada vez que amenazaban con absorber sus convulsas vidas. Del mismo modo que había sucedido la noche anterior.

Ollie hizo caer su brazo de nuevo junto a su cuerpo y aclaró su garganta.

- ¿Qué tenías esta mañana?

- Nada. Jagger hizo saltar las alarmas otra vez.

- ¿Entonces?

- Entonces... Acaba pronto y vámonos a casa - suspiró, y con el aire lo abandonó su sonrisa, y devolvió la lata a las frías manos de Ollie, y de nuevo la despeinó, depositando un escurridizo beso en su frente. Ella jamás admitiría que sus ojos habían estado cerrados hasta que los labios de Gallows abandonaron su piel, ni que su mirada lo había seguido hasta la puerta, ni que el dolor punzante de su costado se había hecho notar al verle
desaparecer tras los cristales empañados de la entrada. No lo haría porque ello la destruiría. Los destruiría a ambos.

- Tendréis unos hijos preciosos - reía Gavin, vigilado por unos ojos de dragón que él mismo había creado.

- Psicofrikis yakuza. Tienes razón, tío. ¿Qué puede haber mejor?

Las risas no fueron correspondidas, y se apagaron lentamente tras el sonido de la aguja que incesantemente continuaba con su trabajo, marcando una piel que parecía sucia a ojos de su dueña, una piel que, creía, necesitaba ser purificada. Aunque su propia mente dijese lo contrario a través de los labios del único ser sobre la tierra que podía hacerla débil.


"For centuries we watched the sky
and burned to bridge the great divide".*










(* Pertenece a Thrice)

Redactando desde su chispeante rincón,

- Shinju J. J. (23/12/2010), yoroshiku onegai shimasu.

2 comentarios:

  1. :) tengo la sensacion de ke acabaras haciendote famosa gracias a tus relatos

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  2. ESTÁ GENIAL. Me ha gustado muchísimo y espero poder leer más, pronto jeje :)

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